domingo, 27 de enero de 2013



EL SALUDO 

Tú engendras el saludo
y lo borras con un gesto
de tu cara. Lo que importa
es su corazón, no las palabras.

Si el teléfono la voz delata
el estado de ánimo del que habla,
más el saludo descubre
la verdadera amistad
o la fingida desgana.

Aunque disfracemos la palabra
-mensajero del saludo descubre
la verdadera amistad
o la fingida desgana.

Aunque
disfracemos la palabra
-mensajera del saludo-
no podemos ocultar
el latido de la voz
que es el corazón de la palabra.

No saludes por oficio
ni rutina vana;
cuando saludes,
pon toda tu alma
en la sonrisa de tu cara
y un destello de ternura
en el limpido espejo
de tu mirada.










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