SE ACABÓ EL TIEMPO
Río indeciso de
corrientes,
aliento de fuentes
olvidadas,
sofocado por el techo
de lo imposible
me llega, a duras
penas,
el adiós del
crepúsculo.
Busco la penumbra de
un jardín
en sosiego,
donde instalar el
reposo de mis pasos,
nido de mi último
esfuerzo.
Mi reloj va agotando
las horas
que le fueron
concedidas
a su maquinaría,
y se cierran las
últimas páginas
del libro de la vida.
Ya no quedan espacios
por volar
ni hojas en blanco
por escribir.
El viento mece
lentamente
los visillos de la
ventana entreabierta.
La luz se bate en
retirada.
Cae la nieve a los
pies de mi cama.
(Nievan camelias
blancas)
Hace tiempo que se
extinguió la hoguera
y languidece el
rescoldo de mi hogar.
No queda espacio para
la luz.
En el contraluz del
paisaje
caía una lluvia de
llanto.
No había nadie.
Pronto sonará la hora
de la Ausencia.
No estabas tú.
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