domingo, 28 de abril de 2013


SE ACABÓ EL TIEMPO

 

Río indeciso de corrientes,

aliento de fuentes olvidadas,

sofocado por el techo de lo imposible

me llega, a duras penas,

el adiós del crepúsculo.

Busco la penumbra de un jardín

en sosiego,

donde instalar el reposo de mis pasos,

nido de mi último esfuerzo.

 

Mi reloj va agotando las horas

que le fueron concedidas

a su maquinaría,

y se cierran las últimas páginas

del libro de la vida.

 

Ya no quedan espacios por volar

ni hojas en blanco por escribir.

 

El viento mece lentamente

los visillos de la ventana entreabierta.

La luz se bate en retirada.

Cae la nieve a los pies de mi cama.

(Nievan camelias blancas)

 

Hace tiempo que se extinguió la hoguera

y languidece el rescoldo de mi hogar.

No queda espacio para la luz.

En el contraluz del paisaje

caía una lluvia de llanto.

No había nadie.

Pronto sonará la hora de la Ausencia.

No estabas tú.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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