sábado, 24 de noviembre de 2012

 
 
No sé si llegaste
como nube, pájaro
o piedra.
Sólo sé que llegaste despacio,
me inundaste de agua,
cantaste en mi ventana
y te depositaste en mi alma.
Ya no me asusta la lluvia,
me llena de gozo la palabra.
No se hace pesada
tu presencia en mi casa.
No,
yo no sé cómo llegaste,
pero ya no quiero que te vayas.

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